viernes, 17 de abril de 2009

Sentimiento

La corrupción del sentimiento. El entumecimiento de la naturaleza humana. Resulta ya complicado saber qué es lo que somos. Un oxidado amasijo de egoísmo, crueldad, egocentrismo, nihilismo disfrazado de progreso. El libre sentir. El no existir de las dobleces. Todo tiene tantas lecturas, tantas interpretaciones… ¿Y esta mesa? Si puedo escribir en el suelo… Todo se pierde. Pero nada se gana. Porque, ¿dónde está la solución? Defender algo con la cabeza muy alta. Creer fervientemente. Estar plenamente convencido, que no ciegamente. Esas pequeñas cosas. Esa humanidad sincera.

¿Cuál es entonces el origen de la complicación, del embrollo? ¿Cuándo empiezan los nobles sentimientos a sucumbir a la ambición y a la insatisfacción crónica? El deseo. El deseo. El ansia. La debilidad del intelecto humano. El ser o no ser. Infeliz.

Porque me gusta que se corra el lápiz. Ver la hoja manchada por el carboncillo de mis manos. Escuchar las palabras que le canta al cuaderno.. Si no hacemos nada asistiremos a la destrucción de aquello que nos dio origen. La pasión. La transparencia. El compromiso. La solidaridad. Porque tendemos al interés propio, al amor propio. Porque mi vida no sólo soy yo. Porque tu vida no sólo eres tú. Porque todo tiene un sentido y una razón de ser. ¿Nacemos? ¿Nos hacemos? ¿Nos hacen? ¿Nos hace? Nacieron la desidia y el conformismo. Aunque cada cual tiene su propia manera de no conformarse… Pero he ahí la gracia, la chispa de la humanidad. Declarémosle la guerra a la homogeneidad, al maniqueísmo. Entonces… contradicción… ¿doble lectura o simplificación vital?

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